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Description archivistique
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Archivo Simón Ruiz

  • ES .47085. ASR
  • Fonds
  • 1440 - 2020

El archivo del mercader banquero Simón Ruiz Envito (Belorado, 1525 – Medina del Campo, 1597) constituye, sin duda, un conjunto documental único en su género en España, en tanto que no se conserva ningún otro de un importante hombre de negocios del siglo XVI. Por su riqueza y contenido ha sido comparado con el del italiano Francesco di Marco Datini, conservado en Prato, con documentación de la segunda mitad del siglo XIV y primeras décadas del XV, y con el de los Fugger, los grandes banqueros de Augsburgo.

Simón Ruiz se establece en Medina del Campo hacia 1550 como mercader de paños, comercia al por mayor con géneros de importación procedentes de Nantes y de toda la Bretaña francesa, logrando una considerable fortuna que le permite iniciar una segunda etapa profesional en la que, sin olvidar el comercio de mercancías, participa también en grandes negocios financieros, con intereses en toda Europa y América, llegando incluso a realizar préstamos a la Corona. Desde 1591 se dedica casi exclusivamente a la construcción de un gran hospital, su postrera obra de mecenazgo. Con rango de Hospital General, se edifica entre 1592 y 1619 según el proyecto del jesuita fray Juan de Tolosa y en su traza queda patente la influencia de los modelos clasicistas de la tratadística italiana, la vinculación a los arquetipos arquitectónicos de la Contrarreforma (sobre todo los del llamado “estilo jesuítico”) y la presencia cercana y poderosa de El Escorial.

Los documentos personales y de la casa de comercio de Simón Ruiz se conservaron en el mencionado Hospital General y se vieron muy acrecentados con el traslado ordenado por fray Cosme Ruiz del archivo de su padre Cosme -sobrino y primer sucesor del fundador-, cuyos negocios le habían llevado a establecerse en Madrid. Así las cosas, y gracias a la confluencia de contar con un inmenso edificio donde guardar los papeles sin problemas de espacio, y a la existencia de una institución permanente que lo atendiera, entre 1632 y 1947 la totalidad de esta masa documental se conservó sin problemas en el hospital. En este último año, a instancias del entonces Ministerio de Educación Nacional, las cajas y legajos fueron trasladados al Archivo Histórico Provincial y Universitario de Valladolid, donde fueron inventariados a lo largo de las siguientes décadas hasta nuestros días, en una magnífica labor de registro e identificación por parte de reconocidos archiveros.

El 27 de septiembre de 2013, el Patronato de la Fundación Simón Ruiz acordó depositar en la sede de la Fundación Museo de las Ferias el patrimonio histórico artístico y documental de su propiedad aún disperso, para así reunir en Medina del Campo todo el legado del fundador en un solo espacio que contara con todas las garantías de custodia y gestión especializada. Entre 2015 y 2018 los fondos del archivo han sido digitalizados en su totalidad gracias a un convenio suscrito con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y trasladados a la Fundación Museo de las Ferias donde -junto con el resto del legado patrimonial de Simón Ruiz-, están a disposición de los investigadores e interesados en la historia del comercio en general; esta gestión está regulada según lo establecido en el convenio suscrito entre ambas Fundaciones con sede en Medina del Campo, de fecha 12 de junio de 2015.

Earl J. Hamilton, en su libro American Treasure and the Price Revolution in Spain (1934), fue el primero en llamar la atención sobre este importante legado, posteriormente estudiado por otros grandes historiadores de la economía como Henri Lapeyre, Ramón Carande, José Gentil da Silva, Valentín Vázquez de Prada, Felipe Ruiz Martín, Manuel Basas Fernández o Bartolomé Bennassar. Todos ellos y otros muchos en época más reciente, lo han estudiado de forma general o monográfica aportando brillantes conclusiones para la historia del comercio y las finanzas europeas.

Las cifras hablan por sí mismas respecto a la cantidad y calidad de este conjunto documental que, sin duda, da a entender muchas de las claves del comercio, la banca y los cambios de su época. A modo de aproximación, y en lo referente a documentación de carácter comercial y financiero, ofrecemos los siguientes datos extraídos de su inventario, actualmente en proceso de continua revisión:

-184 libros de cuentas (1551-1617) entre los que cabe destacar los libros mayores generales o de ferias, con sus correspondientes abecedarios; los libros diarios (o “manuales”) de ambos géneros, los cuadernos de ferias, los borradores…, salvo excepciones, guarnecidos con encuadernaciones de cartera en pergamino.

-La correspondencia con ciudades españolas, francesas, portuguesas, italianas, flamencas…, incluso del nuevo continente, que comprende tanto las cartas recibidas (la inmensa mayoría), como copias de las expedidas, se acerca a los 58.000 ejemplares circulados entre los años 1554 y 1624; de ellas, 23.366 contienen marcas postales prefilatélicas. Por su volumen (en cifras aproximadas), destaca el correo con las ciudades españolas de: Valladolid (15.000), Madrid (10.000), Burgos (4.000), Sevilla y América (3.400), Bilbao (3.200), Toledo (2.000), Salamanca (1.000), etc. y europeas de: Lisboa (6.000), Amberes (4.000), Lyon (3.000), Florencia (1.300), Roma y Nantes (1.200), Elvas (1.000), Génova (650), Rouen (600), París y Oporto (500), Piaçenza (450), Colonia, Milán, Venecia y Malta (100), etc.

-El número de letras de cambio conservadas es asimismo excepcional: alrededor de 23.000 letras originales giradas entre los años 1553 y 1606, emitidas desde 45 plazas financieras europeas; de ellas, cabe destacar por su cuantía (junto con las de Medina del Campo) las de Amberes, Lyon, Lisboa, Piaçenza, Florencia, Roma y Rouen.

-Se conservan, además, en torno a 20.000 documentos de carácter mercantil: cartas de pago, de poder, obligaciones, pólizas de seguros marítimos, “conocimientos” de embarque, billetes de aduanas, testimonios de naufragios; balances, pagarés, facturas, resguardos, recibos, “listini” de cotizaciones de moneda, etc.

En cuanto a la documentación personal de Simón Ruiz y del hospital por él fundado, se conservan más de 200 cajas de información y una veintena de pergaminos, en los que se recogen los entresijos de la institución asistencial desde su creación hasta nuestros días: libros de acuerdos de la Junta de Patronos, inventarios de bienes, censos y otras propiedades del hospital en sus diferentes épocas; libros de entradas y salidas de enfermos, de las cuentas del hospital y del mayorazgo fundado por nuestro personaje, escrituras de donaciones y cesiones…, y un sinfín de cuadernos y papeles sobre asuntos del más variado repertorio. De carácter más personal, se conservan con ellos los testamentos de los miembros de la familia fundadora y sus descendientes, cartas autógrafas, cuentas de asuntos domésticos, inventarios de sus pertenencias…, y hasta el árbol genealógico del linaje.

Formando parte de este conjunto documental se conserva también el archivo procedente del hospital del obispo fray Lope de Barrientos, agregado al Hospital General en el último tercio del siglo XIX, con importantes documentos comprendidos entre 1454 y 1862, años de fundación y desaparición oficial respectivamente; entre ellos cabe destacar bulas pontificias, memorias, inventarios de bienes, libros de asiento, de cuentas, de compras y ventas, de donaciones, etc.

Por último, en fechas recientes, se ha incorporado al archivo la documentación generada en el Hospital de Simón Ruiz con posterioridad al año 1938 (la no trasladada a Valladolid en 1947), que llega hasta a la década de 1970. La documentación de los últimos cuarenta años y la actual de la Fundación Simón Ruiz se conservan en la sede de la propia Institución.

Sans titre

El Eco Medinense

Este diario ferial se imprime en los talleres tipográficos de Francisco Román; aparece el 1 de septiembre de 1926 manteniéndose hasta el 8 del mismo mes de 1931. Impreso en cuatro páginas de doble folio a dos tintas, en él únicamente se recoge el día a día de las fiestas patronales de esos años, anuncios y algún que otro artículo sobre curiosidades locales firmado por Julián del Río, auténtico promotor de esta publicación. Los ejemplares conservados pertenecen a la Colección de Antonio Sánchez del Río.

Semanarios locales

La actividad periodística de la Medina que cruza la frontera del siglo XIX para introducirse en las primeras décadas del XX se resume, por un lado, en un buen número de semanarios que se van sucediendo a medida que desaparecen los anteriores; y, por otro, en la muy corta vida de la gran mayoría de ellos, especialmente los ligados a una opción política concreta, circunstancia que condiciona su pervivencia pública.

La Verdad

Desaparecido el semanario “La Región”, coge la antorcha del periodismo local otro semanario del cual sólo conocemos su primer número, aparecido el 30 de noviembre de 1930 (Colección de Antonio Sánchez del Río). Jesús Román, hombre de larga trayectoria periodística en la villa figura como su director; se realiza en la Imprenta Sendino y consta de cuatro páginas de tamaño folio; la redacción y administración está en la calle Enlosada, hoy de Gerardo Moraleja, n.º 2 bajo derecha.

La Región

Nace el 5 de enero de 1930 y, a la vista de los ejemplares conservados (Colección de Antonio Sánchez del Río), no creemos que superara la decena de números. Se imprime en Toro en el taller de Luis Calderón, con un formato algo inferior al doble folio. Tiene su redacción y administración en la calle de Simón Ruiz nº 10.

La Semana

El primer número de este semanario aparece el 6 de enero de 1929, realizado en la "Imprenta de La Semana" por un grupo de personas entre las que se hallan Adelardo Sobrino Rincón, Francisco Giménez Campaña y V. González Ocaña, que tienen su local de redacción y administración en la plaza de San Juan nº 2. Su formato, como es habitual, es de doble folio y consta de dos hojas a cuatro columnas. Su vida es muy corta y salen a la luz muy escasos números.

La Voz de Castilla

Fundado por Antonio Velázquez Alonso, su número prospecto sale a la luz en septiembre de 1884 y el primer número el 3 de octubre del mismo año. Ya en la carta que su propietario y director envía al Ayuntamiento solicitando el permiso de impresión y circulación pública, se anuncia que ésta se llevará a cabo en los talleres de Bibiano Sánchez en Peñaranda de Bracamonte, aunque su publicación será en Medina. Cinco años más tarde (núm.23, 3-marzo-1889) se anuncia que "para complacer al mayor número de suscriptores", el periódico se hará en Valladolid, en la imprenta de Leonardo Miñón; con este cambio, la calidad tipográfica y de impresión mejora notablemente. Siempre de cuatro páginas, los cinco primeros números salen a tres columnas y los restantes, ya con formato de doble folio, a cuatro. Su administración se encuentra en la calle de Bravo, nº5 y entre otros redactores y colaboradores figuran: José López Casas, Luis Fernández Polanco, el Dr. S. Medrano Estévez, Bonifacio González Rubio, Tomás de Jesús Salcedo, Antonio Barrio, etc. En el folletín que contiene, se publican obras de cierto interés como Estudio crítico sobre las ideas de Gobierno y Administración del Marqués de la Ensenada, de Juan Alonso San José (5-XI-84 / 26-V-85); así como el texto íntegro del "Arreglo parroquial del Arzobispado" y las nuevas "Demarcaciones territoriales de las parroquias" a lo largo del año 1885. El último número que conocemos es el correspondiente al 26 de septiembre de este último año.

Este semanario conoce una segunda época durante los años 1926-1927, cuyo primer número sale el 24 de octubre de 1926. Su director es Angel Rivera y la "iniciadora y patrocinadora" Dª Eugenia Casado Gavilán. Tiene su local de administración y redacción en el nº6 principal de la calle del Almirante, aunque se imprime en Nava del Rey en los talleres de Francisco García Vicente. Consta de cuatro páginas a cuatro columnas y colaboran en su redacción Federico Velasco, Fermín Vega y Manuel del Río. La cabecera de este segundo época es La Voz de Castilla. Periódico Semanal Independiente.

Sarabria

El 13 de abril de 1922 sale su primer número en folio doble a cuatro columnas, bajo la dirección de Jesús Román Pérez. Tiene su administración en el Arrabal de Salamanca, hoy Avenida de Portugal, n.º 2, y se imprime en los talleres de Francisco Román hasta su desaparición en 1927. Tiene como redactores a Vidal Fernández, Víctor Velasco, Manuel García Lacunza, José Román Lara, Ulpiano García "Koke", Angel Rivera, etc. En su folletín se recogen escritos de carácter local como "Apuntes de la Historia de Medina", por Antonio Godínez del Paz, y obras literarias como la Vida del Lazarillo de Tormes de Diego Hurtado de Mendoza. Sus primeros números se imprimen en tinta azul.

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